jueves, 23 de febrero de 2012

Guarderías Espirituales

ARTÍCULO DE LA REVISTA RED ALTERNATIVA

Psicoterapia



El infantilismo emocional es un espacio que atrapa la consciencia y limita la evolución.
Un nuevo negocio se expande desde hace varias décadas dentro del mundo alternativo, esto es: crear actividades, métodos y técnicas que atrapen a las personas entorno a una idea, creencia o a un objetivo determinado. A esos espacios es a los que les llamo guarderías espirituales. Las guarderías son para niños de hasta 3 años, si un individuo se queda 10 o más años en una silla pequeñita jugando en una mesa infantil a juegos de niños, es porque por alguna razón se ha quedado estancado,y no precisamente por ser retrasado, sino por muchas razones inherentes a la naturaleza aletargada de la psicoemocionalidad humana.
 
Es apreciable observar que la oferta-demanda del mundo espiritual sigue aumentando sin parar. Se ha convertido en un verdadero mercado.El termino técnico según el marketing es “nicho de mercado” que se utiliza para definir a una grupo de personas que necesitan el mismo producto o servicio.Los gurús y seguidores, maestros y discípulos, psicoterapeutas y pacientes, profesionales de técnicas y practicantes de métodos, sumadas a las personas que canalizan información de otras dimensiones, terapeutas, psicólogos,
chamanes, medicina cuántica… se unen a una larga lista de libros, manuales y frases inspiradoras, todos formando una especie de rebaño (muy bien limitados por vallas) frente a un maestro (pastor), que cumple el rol de guía para cuidarnos, enseñarnos, respondernos y hacernos la vida más fácil. No niego que la propuesta sea atractiva por la comodidad que produce, pero tampoco niego que así parecemos bebés inmaduros que no queremos crecer… ¿Qué nos está pasando? ¿Qué repercusión tiene sobre nuestra evolución dicho infantilismo?
 
He trabajado 17 años de mi vidacon niños pequeños, de 3 a 6 años.Comentarios maduros y sensatos en cuerpos pequeños me han enseñado más de lo que he aprendido en el mundo adulto. Los comportamientos de adultos en cuerpos maduros con mentes anquilosadas y cerradas muestra el infantilismo emocional y espiritual que existe. Cada vez que veo el mundo desde los ojos inocentes de un niño,compruebo una realidad apabuyante.Escucho a los adultos hablar como niños y observo cómo

SONIA ALONSO, TERAPEUTA.
 
Sonia Alonso Martínez, la autora de este artículo, nos introduce lenta pero profundamente en aspectos tan desagradables como liberadores para los buscadores de la verdad; enfocándonos en el entorno terapéutico y espiritual para tratar temas como la educación, la inmadurez, el miedo a crecer y el infantilismo emocional hasta llegar al cementerio de consciencias en el que estamos. “El que tenga oídos para oír que oiga”
 
Alberto Varela. Director Red Alternativa
 
El negocio para niños inmaduros...hemos quedado retrasados a raíz de haber sido atrapados por las circunstancia de la vida: Estudiar, trabajar, tener una casa, hijos, dinero, querer cierto nivel de vida... todo esto se posiciona en nuestra mente por encima de cualquier propósito genuino que surja del corazón. Negar el sentimiento es la base del infantilismo emocional. Tener miedo a sentir, calcular los momentos para expresar, modificar lo que somos para satisfacer a otros, huir del dolor, evitar la angustia… todo esto habla del precario estado emocional en el que estamos.
 
¿Cómo es posible acceder a una espiritualidad madura siendo niños inmaduros? Esto demuestra que la espiritualidad está hecha a medida de la inmadurez humana. La espiritualidad que conocemos es una proyección del infantilismo.¿Por qué no nos enseñan en el colegio o en los cursos de espiritualidad cómo mirar dentro y sentir? ¿Por qué nos enseñan a desconfiar de lo interno y confiar en lo externo? ¿Cómo hacer caso a nuestro impulso vital si nos hemos despistado? ¿Cómo seguir lo que nos gusta hacer y lo que nos despierta verdadera pasión por muy “absurdo” que a otros les parezca? ¿Por qué los padres no respetamos la sabiduría de nuestros hijos imponiéndoles nuestras creencias y manera de hacer las cosas? ¿Cuando seremos capaces de apoyar a los niños a que despierten su pasión y a que hagan lo que le gusta? ¿Por qué nos cuesta tanto ver la vida sin ideas preconcebidas de cómo deben ser las cosas? ¿Por qué no escuchamos y tenemos en cuenta más a los niños que todavía están sin contaminar y sus almas son puras?
 
Yo de pequeña escuchaba a los mayores decir: “crecer es muy duro”,y además nos dejaban grabado el mensaje: “ya te darás cuenta cuando crezcas”. De esa manera nos siembran la semilla del síndrome de Peter Pan (el niño que no quiere crecer) en este sentido ser niño también es muy duro, porque es la etapa que nos violan por todas partes metiéndonos en la cabeza todo tipo de cosas que no queremos ni necesitamos para crecer y madurar por nosotros mismos.
 
Está claro a estas alturas que necesitamos des-aprender casi todo, vaciarnos de aquello que ocupa espacio en nuestro disco duro para abrir puertas nuevas a nuestra mente y nuestro corazón...emprender un nuevo e individual camino hacia la madurez. Quizá haya que pasar por el infierno para llegar al paraíso... pero ¿Qué otra opción hay? Es una apuesta que tenemos de ganada de antemano si estamos dispuestos a crecer de verdad soltando lo aprendido.
 
HAGÁMONOS MÁS PREGUNTAS

¿Cuántos años llevas haciendo cursos espirituales y terapias para tratar de comprender el sufrimiento que arrastras? ¿En qué punto te has quedados atascado?¿Cómo podrías salir de esa zona cómoda y segura que a su vez te hace sufrir? ¿Eres consciente de donde estás metido?
 
“Que la zona de confort nunca se convierta en una cárcel” 
Pablo Druille (Mundo Tatana)

Ya puestos en preguntas podemos continuar orientando la idea hacia una reflexión más profunda: ¿Qué buscamos? ¿Acaso encontramos algo liberador al estar encerrado en el cómodo rol de discípulo, paciente o consumidor? ¿Qué esperas encontrar en tantos cursos de espiritualidad? ¿Qué te hace sentir ser un eterno comprador de sesiones psicoterapéuticas?
 
Ayer mismo una amiga vino a mi casa, me habló de un curso que había hecho de “registros akashicos” donde, parece ser, que te hablan de los dones, la misión de vida, los caminos concretos por donde tienes que ir... Sin embargo ella estaba consternada porque no sabía integrar lo escuchado, le resulta complicado poner palabras a lo que sentía o aplicar esa técnica de apertura. Le pregunté para qué le servía tanta información,si ella todavía no la sentía como propia. Esa terapeuta ofrece cursos de apertura de los registros akáshicos por toda España, tiene su consulta llena todos los días y me sugirió que,dado el momento de mi vida, podría ir a verla para aclararme y que me diese la información que supuestamente necesito ahora. Todo esto me dio que pensar mucho. Mi tendencia antes era esa: hacer y hacer...cursos, consultas y más terapias. Sin embargo, en ese momento, sentí que no iba a hacerlo; me dí cuenta que cada dato que me habían dado no me ha servido para poner en práctica nada. Podía saberlo, y ¿de qué me servía ocupando espacio en mi disco duro si yo no lo sentía por dentro “todavía”? 

¿Qué buscamos? ¿Acaso encontramos algo liberador al estar encerrado en el cómodo rol de discípulo, paciente o consumidor?¿Qué esperas encontrar en tantos cursos de espiritualidad?

“No...-me dije- ese no es el camino...el camino es sentir en mí a cada momento donde el impulso de vida me mueve, confiar en ello, estar atenta a las señales externas y sentimientos internos que me hablan y confirman constantemente mis decisiones, y seguir confiando en ese impulso...”. Esta es una capacidad que no podemos desarrollar mientras otro nos esté diciendo desde fuera lo que debemos hacer, o nos esté exponiendo y contando cuales son nuestros talentos o capacidades innatas, o que nos sugiera los campos donde investigar, o nos dé una explicación kármica de las relaciones tormentosas o… o... etc. NO ME HA SERVIDO DE NADA. Mejor dicho, me ha servido para saber que eso es perder mucho tiempo y dinero.

HACIA UNA NUEVA ESPIRITUALIDAD 

Las experiencias enriquecedoras y que nos ayudan a madurar las tenemos con personas que, con sinceridad, nos acompañan en el proceso de la vida apoyándonos a mantener la brújula de nuestra atención-consciencia hacia dentro, en nosotros mismos en los momentos de desaliento, confusión o conflictos, pero habiendo hecho primero una elección vital previa que tiene que ver con la decisión de crecer y evolucionar: HACERNOS CARGO DE NUESTRA VIDA, HACERNOS RESPONSABLES de lo que sentimos, y asumir las consecuencias y beneficios que esto conlleva. Esto comienza a suceder cuando se pierde el miedo a crecer. Sin ello, madurar es una mera ilusión. Como dije al comienzo, la espiritualidad se ha convertido en un nicho de mercado a raíz de haber tantos niños inmaduros, pero a su vez hace las veces de “nicho”, en el sentido de que además es una parte del cementerio de consciencias en el que estamos atrapados los humanos.
 
¿Guarderías espirituales? No por favor...no aquellas que nos digan cuál es nuestra verdad, no aquellas que nos pidan pasarnos por encima y renunciar a lo que sentimos por sus normas impuestas, no a aquellas que dictan verdades absolutas incuestionables, no aquellas cerradas a abrazar nuevas propuestas y puntos de vistas... ¿Para qué encontrar frases inspiradas en sabios y no conectar con nuestra sabiduría interna cuando cada día tenemos ejemplos de milagros a nuestro alrededor?

¿Cursos de espiritualidad y psicoterapias? Claro que sí, siempre y cuando no sean una evasión o un mero entretenimiento y nos sirvan para llevar nuestras tomas de consciencia a la vida diaria, siempre que los usemos para ir uniendo las piezas que reconstruyan el poder destruido, para conocer más nuestra naturaleza, y atrevernos a crecer y madurar. No es tan cuestionable la actividad espiritual que hagamos sino lo que no podemos practicar en la vida cotidiana con lo que aprendemos de nosotros mismos.
 
Por Sonia Alonso.
Terapeuta Transpersonal e Integral