viernes, 4 de marzo de 2011

LA VIEJA MENTE

Si haces caso a tu gusto, estas prestando atención a tu vieja Mente. Uno ha de hacer algunas cosas que vayan contra los propios gustos, y entonces se crece; de lo contrario no se crece nunca.

El desarrollo no es tan suave como piensan algunos. Es doloroso, y el máximo dolor surge cuando tienes que ir en contra de tus propios gustos.

Pero ¿quién es ese que no para de decir: «Esto me gusta y esto no me gusta»? Es tu vieja mente, no tu. Si la dejas, no habrá manera de cambiar. La mente dirá que no te muevas porque le gusta la situación. De modo que has de salir de ahí. A veces hay que estar en contra de los gustos o de lo que te desagrada. La decisión es tuya. Siempre que se cambia un estilo antiguo, resulta doloroso. Es como aprender una habilidad nueva.

Conoces la vieja a la perfección, de modo que todo marcha con facilidad. Cuando aprendes una habilidad nueva, resulta duro, y no estamos hablando únicamente de una habilidad nueva, sino de aprender un nuevo ser. Va a ser difícil. Lo viejo ha de morir para que nazca lo nuevo. Lo viejo ha de irse para que pueda surgir lo nuevo. Si continuas aferrandote al pasado, no habrá espacio para que llegue lo nuevo.